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8 jul 2009

LOS COLORES Y LA SENSIBILIDAD ARTÍSTICA


Es bien sabido que un verdadero artista puede despertar las sensaciones más profundas y las vivencias sicológicas más entrañables a través de su talento y la variedad en su paleta de colores. Al observar una pintura, el espectador puede sentir la satisfacción semejante a la de un sibarita cuando su paladar disfruta de un manjar exquisito.


Esto se consigue apelando a la sensibilidad de quien está frente a la obra de arte y contempla la perspectiva de los planos, la composición de las formas, tanto como los colores que conforman el cuadro. Podemos decir que hay colores que parecen ásperos y otros que parecieran ser aterciopelados e invitaran a la caricia como el azul ultramarino. Por otro lado, existen colores que parecen blandos y otros como el verde cobalto que parecen tan duros que al salir del tubo ya se ven secos.


En una atmósfera pintada con la estridencia del amarillo limón, el ojo humano se sentirá un tanto agredido, como si se tratara del tono alto de una trompeta lastimando los tímpanos e inmediatamente buscará la calma profunda de un azul o un verde matizado. Así, los paisajes de colores claros atraen la mirada con una intensidad y una fuerza que es aún mayor en los colores cálidos.


Los tonos rojizos, por ejemplo, provocarán una vibración anímica similar a la del fuego, la cual podrá ser excitante pero también dolorosa por su gran parecido con la sangre. En este caso, el rojo se vincula sicológicamente con un efecto físico ligado al dolor, por eso se recomienda ser cuidadoso y utilizarlo con moderación.


Quien haya oído hablar de la cromoterapia sabe que la luz del color puede producir determinados efectos en el cuerpo. Por tal motivo se ha intentado aprovechar esta fuerza del color en el tratamiento de diversas enfermedades nerviosas y se ha constatado que la luz roja estimula el corazón mientras que el azul puede producir una parálisis momentánea.


Esto demuestra que el color tiene una fuerza enorme, pero poco estudiada, y que puede influir sobre el cuerpo humano en tanto que se trata de un organismo viviente. En general, el color es un medio para ejercer sobre el alma una influencia directa, pero dichas asociaciones también nos ayudan a comprender los efectos del color sobre la psique humana.


El artista, en cualquiera de los casos, se debe valer del uso adecuado de los pinceles para configurar fragantes tonalidades que hagan vibrar armoniosamente la sensibilidad interior de los seres que se conmueven al unísono cuando entran totalmente en contacto con su misma resonancia.



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