Resulta a veces muy frustrante vivir un mundo como éste, lleno de burocracia y política, de ignorancia que se suda a cada paso, de maestros que no enseñan y alumnos que no aprenden y no aprehenden. Cómo sea, aquí vivo y creo en la justicia, aunque no comprendo, y eso me frustra.
Por otro lado, hay cosas hermosas y que por supuesto, valen toda la pena, aunque la pena no vale nada. Si no existiera el arte, confieso que ya me hubiese dado un tiro en la cabeza, o ceñido una soga a mi cuello y tirado de un puente peatonal, o hubiera tragado veneno de rata, o inyectado aire en las venas; pero nada de esto ha pasado, aunque la vida me duele.
Nadie nace limpio, y lloramos como si el llanto fuese nuestra primera palabra, y con nuestras lágrimas comenzamos a bañarnos. Aún antes, ya vivíamos en un plácido baño. El baño en su acepción más común es limpiar el cuerpo de sus impurezas, y nos pasamos la vida bañándonos. La mujer a cierta edad, comienza a menstruar; sudamos, lloramos, excretamos, cualquier impedimento a ello nos puede convulsionar, enfermar y matar.
La Ablución, ha tenido una connotación iniciática, pero finalmente purificadora. La Ablución por la tierra, para descender a las profundidades de uno mismo y mirar a la muerte cara a cara y disertar con la materia; la Ablución por el aire, para llevarse todo ese polvo que también somos, y enfrentarse con los rumores de la palabra maliciosa y aprender a pronunciar un silencio exacto.
La Ablución por el agua, para revelar los misterios de la vida y la muerte, las pasiones oceánicas y no ahogarse en ellas y finalmente, la Ablución por el fuego para igualarse a la ceniza y fraguarse como el oro y resurgir como el Ave Fénix, o un Derecho de Sangre o como una Piedra de Sol. Digamos que la Ablución es la menstruación del alma, se lleva el prana y nace la obra de arte.
El arte en este sentido es excreción del alma, pero pensemos que la miel, es el excremento de la abeja, y el oro del Sol y la plata de la Luna; esta secreción no tiene que ser repulsiva, ni tampoco la putrefacción que descompone el cuerpo abandonado, para entregarlo a la inmortalidad.
El arte nos abluciona en el más elevado sentido, y quizá nos salva del suicidio, o nos acerca a un punto mayor de locura, es decir a una lucidez incomprendida, y por lo tanto, a una soledad incompartida. El agua pura, no se puede beber, lo mismo pasa con nosotros, si no hay nada que bañar, de nada sirve el baño.
Serte soy, o quién soy otro sino tú, es precisamente regresar a esa conciencia no sólo individual o grupal, sino cósmica. Lo que te duele me duele, lo que gozas gozo. La sociedad en una aparente evolución ha fomentado el "yo" egoísta. Parir la idea, es otra forma de ablucionarse de uno mismo, a Zeus le golpeaba Atenea en el interior de su cráneo, hasta que ella surge, es entonces cuando Zeus se libera del dolor y queda enamorado de la hija de dios: la Idea. el nacimiento en ese sentido, es la más grande de las abluciones.
La obra maestra en el arte, es el hijo, y al mismo tiempo origen nuestro; es obra maestra, por ser la reconciliación con la causa primera, al grado de llegar a ser, nosotros obra de la obra, Obra Maestra e individuo, se funden en un solo ente creador, o poesis en acción que ya no deja de generarse a sí mismo, aun cuando el tiempo tienda trampas en la inteligencia.
Llenos de influencias, contaminados de circunstancias, manipulado el albedrío a dónde vamos. Debemos mirar hacia dentro, y mirar hacia dentro no es sólo mirar hacia fuera, es mirar en perspectiva dentro y fuera, confundidos y aclarados en una trenza de realidad interpretada, y por lo tanto, susceptible a ser parcial, pero al menos no impuesta o institucionalizada sino, individual y colectiva, en el grado que podamos comunicarnos con franqueza en el ejercicio consciente de nuestras facultades.
Ahora nos toca a nosotros, a los de nunca siempre, a los de siempre jamás, a los que miran con sus ojos de antes ahora siempre; a los ilusos desilusionados, porque la desilusión es desnudar a la ilusión, desvaneciendo el espejismo; es decir, desnudar el símbolo y la apariencia, y llegar a la autopoiesis. Es ahora desde siempre y siempre ha sido ahora, quién no se abluciona se encostra y el mundo se encostra y el universo se encostra y aún dentro de la costra y en la misma costra algo vive.
Hablo desde el pedazo de voz que tengo en este cuerpo, onomatopeya de alma. Mis Amigos Hermanos Poetas: Francisco de León, Gerardo Castillo, Carlos Camaleón, Enrique Ramírez CipactliBlues agradezco, como en un principio al Tonalli por ese encuentro poderoso invocado por la poesía en 1997.
Este manifiesto lo hago desde mi perspectiva, aunque juntos nos han llamado "Los Ablucionistas" aunque nosotros así nos hemos llamado, porque ardemos, porque somos de poesía, somos de fuego. Han existido generaciones y seguirán existiendo, pero ahora, yo lo manifiesto porque creo en la magia del arte y en particular de la poesía.
El poder de la poesía no alcanzo a comprenderlo, quizá, es ese misterio el que me fascina y me lleva a beberla o propiamente dicho, a bañarme, a buscar la ablución en la autopoiesis.
Jorge Contreras Herrera
Jorge Contreras Herrera
No hay comentarios:
Publicar un comentario